Mitos del reciclaje en Chile: ¿qué es realmente reciclable?

A medida que Chile avanza hacia modelos de economía circular y sostenibilidad, el reciclaje se ha convertido en una práctica fundamental para reducir el impacto ambiental de los residuos y fomentar el uso responsable de los recursos.

Sin embargo, los esfuerzos por establecer un sistema de reciclaje efectivo han encontrado varios obstáculos, entre ellos la desinformación y la falta de claridad sobre qué materiales realmente pueden reciclarse y cuál es el papel de la ciudadanía en este proceso.

Con la entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), que busca transferir parte de la responsabilidad de gestión de residuos a los productores de ciertos productos, el reciclaje ha ganado relevancia tanto en el ámbito gubernamental como en el de la sociedad civil.

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A pesar de los avances y del aumento de interés por parte de los ciudadanos, un gran número de chilenos todavía duda sobre qué materiales son reciclables, y se enfrentan a ideas equivocadas que impiden un reciclaje adecuado.

De acuerdo con datos recientes, Chile genera 19,6 millones de toneladas de residuos al año, de las cuales solo un 21% se recicla. En el caso de los residuos sólidos municipales, que corresponden principalmente a desechos domiciliarios, la tasa de reciclaje es aún menor. Este panorama destaca la necesidad de informar correctamente a la ciudadanía sobre el proceso de reciclaje, ayudándola a identificar materiales que pueden recibir una segunda vida útil y aquellos que, por sus características, no cumplen los requisitos para ser reciclados.

A continuación, se analizan los mitos más comunes sobre el reciclaje en Chile, con el fin de esclarecer qué es realmente reciclable y promover un cambio de hábitos hacia prácticas más responsables y efectivas.

Mitos comunes sobre el reciclaje en Chile

Mito 1: “Todo es basura”

Es importante distinguir entre basura y residuo. La basura es el material que no tiene posibilidad de ser reutilizado o valorizado y, por lo tanto, su destino suele ser el relleno sanitario. En cambio, los residuos pueden ser reciclados si están compuestos de materiales valorizables.

Como explica Nathalia Silva, gerenta de Economía Circular en ReSimple, los productos ecodiseñados facilitan el reciclaje al reducir el número de componentes no reciclables. Este concepto de “diseño para la circularidad” es clave, ya que permite que los productos se reintegren al mercado en lugar de ser descartados. La ciudadanía puede contribuir evaluando si los productos que consume son reciclables y, en caso afirmativo, gestionándolos adecuadamente para que no terminen como basura.

Mito 2: “Todo se puede reciclar”

La capacidad teórica de reciclar un material no siempre coincide con su viabilidad práctica.

En Chile, los materiales reciclables comunes incluyen:

• PET (plástico usado en botellas de agua, jugos y bebidas)
• Vidrio
• Papel
• Cartón
• Latas de aluminio
• Ciertos plásticos de embalaje

Sin embargo, existen productos cuya reciclabilidad se ve limitada por su composición o por la falta de infraestructura para su tratamiento. Envases contaminados con restos de comida, cartones plastificados, papeles encerados y plásticos de un solo uso suelen quedar fuera del proceso de reciclaje debido a las dificultades en su procesamiento.

Las instrucciones sobre los materiales reciclables pueden variar según la comuna, por lo que es recomendable consultar las guías de reciclaje locales y asegurarse de que los materiales estén limpios y secos antes de llevarlos al punto de recolección.

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Mito 3: “Que yo recicle no tiene impacto"

Una de las creencias más desalentadoras es pensar que el reciclaje individual no genera un cambio significativo. Aunque actualmente solo se recicla un 8% de los envases y embalajes domiciliarios en Chile, el reciclaje contribuye de manera directa a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la conservación de recursos naturales.

Cada kilo de material reciclado evita que se extraigan materias primas adicionales y disminuye la cantidad de residuos que van a parar a rellenos sanitarios o, peor aún, a espacios naturales. Por ejemplo, reciclar una botella de vidrio ahorra suficiente energía como para mantener encendida una bombilla de 100 vatios durante cuatro horas, demostrando cómo pequeñas acciones individuales pueden sumar para alcanzar una diferencia colectiva significativa.

Mito 4: “Reciclar es complicado”

El reciclaje puede parecer complejo, pero la clave está en establecer una rutina de disposición de residuos que sea simple y efectiva. La Ley REP y las políticas de economía circular en Chile buscan promover modelos de reciclaje más accesibles.

Según Silva, un punto fundamental para simplificar el reciclaje es disponer los residuos limpios, secos y aplastados, lo que ayuda a reducir el volumen de los materiales y facilita su transporte y separación. Además, la mayoría de los sistemas de reciclaje en Chile permiten el reciclaje de envases comunes como botellas de plástico, cartón y vidrio, lo que hace que esta práctica sea más accesible para todos.

Mito 5: “Las cajas que traen comida no se pueden reciclar”

Las cajas de alimentos, como las de pizza, sí son reciclables siempre que estén limpias. Un error común es asumir que cualquier caja de comida queda automáticamente excluida del reciclaje; sin embargo, el factor determinante es que no tenga restos de grasa o alimentos.

Este mito demuestra cómo la desinformación puede llevar a desaprovechar materiales reciclables, por lo que es importante educar a la ciudadanía sobre la limpieza previa de los envases antes de reciclarlos.

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Contribuciones prácticas al reciclaje en Chile

Para lograr un sistema de reciclaje eficiente en Chile, es fundamental que la ciudadanía se involucre y participe activamente en el proceso de separación de residuos.

Algunas recomendaciones prácticas para apoyar este esfuerzo incluyen:

• Informarse sobre los puntos de reciclaje en la comuna: La disponibilidad de puntos limpios y el servicio de recolección puerta a puerta pueden variar considerablemente entre comunas. Conocer los recursos y los métodos de reciclaje disponibles en cada comunidad permite a los ciudadanos adaptarse y planificar mejor la disposición de sus residuos reciclables.
• Separar correctamente los residuos: Es esencial separar los envases de vidrio de otros materiales y asegurarse de que todos los productos reciclables estén limpios y secos. De esta manera, se evita la contaminación del reciclaje y se optimiza la gestión de los desechos en el sistema de recolección.
• Educar y promover el reciclaje en el entorno cercano: La educación ambiental y la difusión de buenas prácticas son fundamentales para construir una cultura de reciclaje en el país. Compartir información y animar a familiares y amigos a reciclar puede tener un efecto multiplicador positivo en la sociedad.

Como señala Nathalia Silva, “el reciclaje no es solo tarea de unos pocos, sino una responsabilidad compartida que puede marcar la diferencia para las generaciones futuras. Romper con los mitos sobre el reciclaje nos permite avanzar hacia un futuro más limpio y sostenible”.